El coaching ontológico en las empresas es una herramienta muy aconsejable.
Optimiza el desempeño entre ejecutivos, empleados y equipos de trabajo . De esta forma logran coordinarse para producir un resultado efectivo en conjunto. Su objetivo es facilitar los procesos de aprendizaje de transformación. Las personas, equipos de trabajo y organizaciones descubren y desarrollan su potencial. En consecuencia, se amplían sus posibilidades de acción de forma eficiente.
La ontología se define como la ciencia del ser. El coaching ontológico se refiere al entrenamiento en el ser. No trata de decir a las personas aquello que deben hacer, no presiona ni aconseja. Es un paradigma diferente en el que se explora a través de preguntas con el objetivo de descubrir nuevas acciones y posibilidades.
El coaching ontológico, en su base filosófica y científica esclarece la hipótesis de que los seres humanos, obtienen resultados (dominio del tener) dependiendo de las acciones que toman (dominios del hacer). Las acciones tomadas, a su vez, están relacionadas con la manera en que el individuo se observa a sí mismo, así como la forma en la que observa el mundo (dominio del ser)
Coaching Ontológico: Beneficios en la empresa
Dentro de la empresa, el coaching ontológico trata de desarrollar a cada coach como incentivador de resultados. Asimismo posibilita el trabajo en equipo fomentando interrelaciones de calidad. De la misma forma, se fomentan las relaciones a través de la comunicación entre el líder y sus colaboradores.
Aquí indicamos una serie de beneficios para la empresa:
– Renueva las relaciones y hace eficaz la comunicación entre el equipo de trabajo.
– Predispone a las personas a la colaboración, el trabajo en equipo y el consenso.
– Ayuda a que las personas se adapten a los cambios de forma eficiente.
– Esclarece el potencial de las personas, permitiéndoles alcanzar objetivos que de otra manera son considerados inalcanzables.
– Estimula a las personas hacia la producción de resultados.
– Desarrolla la capacidad de responder de manera instantánea y correcta, ante situaciones complejas dentro de la organización.
Coaching ontológico: Competencias y preparación
En el coaching ontológico es imprescindible crear relaciones de confianza con la persona, tener una escucha activa así como detectar emociones y gestionarlas. El coach se centra en lo que cada persona hace en la organización así como la interacción con el resto del equipo para conseguir los objetivos.
Pero, ¿qué cualidades debe tener un buen coach?
Aquí identificamos las habilidades que debe residir en la figura del coach:
- Saber escuchar
- Debe inspirar confianza y credibilidad
- Ser observador y abierto al diálogo
- Buen comunicador
- Paciencia
Las personas nos movemos en tres niveles interrelacionados: el lenguaje, el cuerpo y las emociones. Para llegar a la transformación personal es necesario que el cambio esté ligado a los tres niveles anteriormente citados.
- Emociones y estados de ánimo: Son predisposiciones para la acción. Dependiendo del estado de ánimo en el que se encuentra la persona, ciertas acciones son posibles y otras no. El estado de ánimo condiciona la forma como se efectúan las acciones. En este dominio se trabaja con la persona o equipo de trabajo para que puedan reconocer los estados de ánimo para comprobar si éstos les abren o cierran posibilidades.
- El cuerpo: Son las posturas, gesticulación, respiración y movimientos.
- El lenguaje: Se refiere a las acciones que se ejecutan al hablar en forma verbal y no verbal. Todas las personas se comunican a través de declaraciones, peticiones, afirmaciones o promesas. A través del lenguaje podemos detectar la estructura de pensamiento, cómo se piensa acerca del mundo, de él mismo, de los que le rodean. Estos juicios, marcan su manera de ver el mundo, estableciendo límites en el aprendizaje y generando sentido, e interpretando aquello que les ocurre.
Coaching ontológico: Proceso
Durante el proceso de coaching ontológico, el coach y coachee se reúnen para reflexionar sobre las metas que quieren alcanzar y los medios necesarios para conseguir dichas metas.
La dinámica se centra en una constante reflexión, acción y feedback. El protagonista principal del coaching no es el coach, sino el coachee con sus reflexiones, decisiones y acciones. El coach sólo trata de propiciar el contexto necesario para que esto ocurra con mayor fluidez, rapidez y eficiencia a través del propio proceso.
En definitiva, el principio no directivo, así como los conceptos de conciencia, autocreencia, responsabilidad y el proceso en sí puramente creativo representan la base teórica del coaching. El coaching ontológico, desarrolla la actitud y aptitud para generar nuevas ideas, para crear nuevas posibilidades e inventar nuevos caminos.